27 de mayo de 2008

Caleidoscopio

Llevo demasiado tiempo sin escribir y no es por falta de ganas, sino por escasez de ideas. Pienso en lo bien que me vendría un viaje, lo noto, me lo pide el cuerpo con esos dos pequeños apéndices que crecen sobre mis hombros, alas que renacen, fuertes, poderosas.

Me gusta pensar que no tengo que alcanzar ninguna meta física, que marcarme un punto de llegada sería como anclar mi imaginación. Sin embargo, aquí sigo, atorada, sin inspiración, abandonada a mi suerte por las musas.

Observo la imagen que me devuelve el espejo y pienso en pasar al otro lado, seguir a la trasnochada Alicia y engullir un pedazo de deliciosa seta. Decido, sin embargo, asomarme a la ventana y esperar la llegada de Peter, aunque esta vez mi deseo final sea el de unirme a las filas del Capitán Garfio. Me giro; busco su sombra por toda la habitación. Ya no está, creo recordar que la última vez se fue con él...

Llamo a Ahab y a Kurtz. A Hemingway, a Mailer y a Bukowski. A los vilipendiados perdedores. Los quiero a todos a mi lado, cerca de mí, ahí donde pueda verlos. Jugaremos al poker, fumaremos, beberemos... Repetiremos antiguos ritos, compartiremos secretos, reiremos, seremos nosotros antes que cualquier otro, seremos libres. Y cuando todo haya terminado observaremos nuestras obras, las nuevas creaciones y con ojos enrojecidos y manos temblorosas las rasgaremos y arrojaremos al fuego, acabando con todo aquello que sólo la más absoluta desesperación puede crear.

Después, desaparecerán todos de nuevo. Volveré a estar sola sin mis musas, escudriñando la oscuridad con un atisbo de sonrisa en los labios.

10 de mayo de 2008

Back in town

He vuelto!!! Tras dos semanas en blanco y después de haberme tomado por primera vez unas vacaciones decentes, las cuales no disfrutaba desde aquel mítico viaje de relax total a Almería con Alex (te acuerdas?)

Esta vez mis pasos me llevaron a la otra punta de la península, y nunca mejor dicho: señores, por fin he visitado Galicia (con uso de razón, quiero decir, estuve una vez con dos años pero misteriosamente no lo recuerdo, para que vean ustedes qué cosas tiene la memoria) Fueron siete días absolutamente deliciosos: la gente, los paisajes, la comida, la compañía (sobre todo)... No quería volver. Al llegar a Madrid me toco sufrir el temido "síndrome post-vacacional", el cual no duró mucho porque en el nuevo trabajo no paro de hacer (y aprender) cosas. Todas las horas que paso allí combinadas con la vuelta al gimnasio consiguen que me quede poco tiempo para la reflexión contemplativa, una lástima por otra parte.

Esta semana, además, se sumó a todo lo anterior que volví a coger mi Marita, yupi!!! Aunque he tenido algún que otro susto, por ejemplo, el día que circulando por López de Hoyos se cruzó un coche, que iba a girar a la izquierda y que estaba situado en el carril de mi derecha, sin señalar la maniobra con el intermitente. Una vez delante de mí, frenó en seco obligándome a girar bruscamente hacia la derecha si no quería empotrarme en su maletero. Lo peor de la situación: por el carril de la derecha circulaba un autobús, cuyo conductor afortunadamente había observado "el percal" anterior de modo que pudo frenar a tiempo antes de llevarnos por delante a Mara y a mí en nuestro intento desesperado de esquivar al conductor suicida.

Hay muchas más anécdotas, claro, es lo que tiene que sólo haga una semana que conduzco moto sin haberla cogido antes más que por el circuito. Lo raro es que no me haya caido aún... aunque sé, parafraseando a Ale, que Mara cuidará de mí.

El momento absoluto de pánico, aquel en el que el sudor frío recorrió mi espalda y un grito inhumano e histérico salió de mi garganta, aún no lo he contado (aunque hay cinco privilegiados que disfrutaron anoche de la primicia) Merece un post aparte, el cual llegará porque tiene suspense, sustos y algo de terror, que se lo pregunten si no a los pobres ancianos que lo presenciaron en directo. Seguro que aún tienen pesadillas, si las tengo yo...