Esta mañana decidí echar un vistazo al EP[S] del domingo pasado a través de la plataforma digital de El País, la cual, aunque útil, no termina de convencerme ya que el mero acto de pasar las páginas para mí implica comenzar a disfrutar.
Empecé por el artículo de Maruja Torres, como de costumbre, y una vez más logró conquistarme: cuandó lo terminé recordé mi propia experiencia como lectora.
Aprendí a hablar muy pronto, para desesperación de mis padres que vieron como su hija se convertía en uno de eso crios con curiosidad por todo que no dejan de preguntar "¿Por qué?". Ya no soy una mocosa pero sigo haciendo la misma pregunta siempre que tengo oportunidad, algo de lo que estoy orgullosa, aunque haya a quien le exaspere, pues implica que no he perdido mi hambre de saber.
Recuerdo perfectamente el momento en que mi padre me dijo "¿Sabes una cosa? Todas las respuestas que buscas están en los libros." Supuso toda una revelación y empecé a pensar en "los libros" como en un oráculo, aunque por aquel entonces no sabía ni de la existencia de tal vocablo. Entendí que si aprendía a leer tendría a mi alcance un pequeño gran poder: el conocimiento. Además ya no tendría que preguntar por los textos de los escaparates, señales, tiendas, carteles... ¡Era una solución perfecta!
Con el paso de los años me di cuenta de que no todas las respuestas se encuentran en los libros: algunas las he ido hallando mediante la experiencia, por ensayo-error, y otras aún me son desconocidas. Sin embargo, lo que comenzó como una búsqueda pronto acabó convirtiéndose en un placer y desde entonces hasta ahora nunca he sido capaz de resistirme a la letra impresa.
3 comentarios:
Vaya, me has recordado partes de mi propia infancia. En mi caso me di cuenta de que los libros estaban llenos de respuestas, y que incluso cunado las hayaba fuera de ellos más tarde comprendía lo que me quería decir el libro.
Si ejque nuestros padres nos engañaron de mala manera... Y fíjate cómo hemos terminado... estudiando cosas de letras. Para que luego pregunten ellos que por qué no somos ingenieros... Es pa decírselo: "Papá, la respuesta estaba en los libros, pero deberías haberme dicho que la comida no!"
¿Insinuas tal vez que los ingenieros no leemos?
M'ofendes.
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