2 de febrero de 2008

Otros

Ayer, mientras leía acerca de la política exterior y los conflictos entre el mundo árabe y occidente, pensaba en los "ataques preventivos". No en los políticos, únicamente, sino en los que se llevan a cabo de forma cotidiana, en el día a día, esto es, en esos momentos en los que para no sufrir o guardarse de un futuro (y supuesto) dolor se tiende a atacar al otro antes de que este haya hecho nada que pudiera ofender o dañar.

En dicho texto, cuando se habla de las causas palestina o saharaui, no se defiende a las mismas o se intentan justificar sus acciones aportando una breve historia de ambos conflictos; por el contrario, lo que se hace es atacar al contrario, buscando al apoyo del lector a través de argumentos demagógicos. Habiendo estudiado ambos conflictos, he podido conocer su historia y eso ha provocado que me haya formado una opinión propia, la cual revierte en favor de ambas causas; sin embargo, al leer dicho artículo, no logré empatizar con ninguna de ellas en ese momento concreto: el texto me resultaba demasiado agresivo.

Hay muchas maneras de decir las cosas, de ganar simpatías a través del discurso, pero intentar hacerlo mediante el adoctrinamiento no es la solución. El acercamiento se produce gracias a lo conocido, a aquello que se tiene en común, a lo compartido, nunca se logra exagerando la diferencia.

Para terminar tres recomendaciones: la película "Paradise now", el documental "Cruzando el puente. Los sonidos de Estambul" y el ensayo "Orientalismo". No es mucho pero resulta suficiente.

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